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sábado, 2 de febrero de 2019

Nieve en Las Vacarizas

Amanecía el día completamente desapacible y a pesar de que la pista estaba bastante practicable, apenas dos dedos de nieve, llego al aguardo con una importante nevada.

Como las previsiones eran que la mañana iba a ser soleada aunque con mucho viento decido aventurarme a ver como transcurría la jornada
Paisaje desde el hide.
Pronto empezó a complicarse la situación, seguía nevando con intensidad y el viento era insufrible así que, ante la posibilidad de quedarme atascado, he decidido llenar los cebaderos y bajar al pueblo.

Pero pensando que os gustaría ver lo bonito que esta todo esto nevado me he aventurado a tomar unas imágenes del entorno para que veáis las instalaciones con nieve.







Lástima que arreciaba la tormenta, ¿imagináis cómo podría haber quedado la pareja de águilas reales con este decorado?

Aguardo de La Vacarizas, sábado 19 de enero de 2019.

Antes de que apuntasen las primeras luces del día ya estábamos preparadas para salir hacia el aguardo de Las Vacarizas. Era la primera vez que íbamos a esperar a la reina con un par de personas alojadas en nuestro apartamento, ¿vendría a saludarnos o nos daría plantón? Hasta este día siempre que habíamos subido a esperarla la suerte nos había acompañado y su impresionante presencia nos había dejado deslumbrados.

El silencio ocupó el habitáculo del todoterreno, el serpenteante camino se hizo interminable a pesar de lo corto del recorrido, parecía que despuntaban las primeras luces por el este, ¿llegaríamos antes del amanecer?

Al pasar la curva, allá arriba, entre las menguantes sombras, empezamos a vislumbrar el aguardo. Estaríamos dentro del aguardo antes que se hiciese de día.

Dispusimos todo el escenario, repusimos los posaderos que los animales o el viento habían movido, deshelamos la pequeña charca con la vana esperanza de que no volviese a congelarse, limpiamos el cristal espía y nos aprestamos a ocupar las tres plazas de nuestro aguardo.

Con nuestra irrupción en el pequeño espacio el cristal espía empezó a empañarse, dispusimos los ventiladores con la confianza de que realizasen su cometido y sin más dilación empezamos a montar los equipos.

Apenas habíamos empezado a colocar las cámaras en nuestros trípodes y los primeros visitantes comenzaban a avisarnos de su presencia con sus trinos.

Los escribanos montesinos, al principio caminando discretamente, se disponían delante de nuestra ventana para al poco regalarnos con su belleza en uno de los escaramujos.


Emberiza cia (escribano montesino). Las Vacarizas.
Tampoco tardaron en llegar los escribanos soteños y, por supuesto, lucieron su luminoso plumaje en alguno de los posaderos.


Emberiza cirlus (escribano soteño). Las Vacarizas.
El continuo traqueteo de nuestras cámaras no parecían molestarles lo más mínimo y su tranquila presencia invitaba a otras aves a acercarse al aguardo. El carbonero común no dudó en lucir estampa con los más tiernos rayos de sol.


Parus major (carbonero común). Las Vacarizas.
Los pinzones vulgares se incorporaron también a la cita haciendo que, con tantas idas y venidas, casi olvidásemos cual era nuestro anhelo.


Fringilia coelebs (pinzón vulgar). Las Vacarizas.
De repente una voz de alarma, la desbandada general hacia los arbustos más próximos, el pulso que se acelera, una sombra que, de derecha a izquierda, cruza por delante de nuestros ojos llevando nuestras miradas hacia los riscos que emergen al fondo del prado con la ilusión de que quien ha generado esa sombra acabe posándose allí.


Aquila chrysaetos (águla real). Las Vacarizas.
¡¡¡Síiiiiii!!!


Aquila chrysaetos (águla real). Las Vacarizas.
Las cámaras vibran con nuestra misma emoción, ¡es tan hermosa!


Aquila chrysaetos (águla real). Las Vacarizas.
Poco a poco se va acercando...


Aquila chrysaetos (águla real). Las Vacarizas.
... hasta quedar tan cerca de nuestros objetivos...


Aquila chrysaetos (águla real). Las Vacarizas.
... que casi podemos sentir su respiración.

¡¡¡Qué gozada!!! Una mañana excelente, entre amigos, con una luz maravillosa y las constantes idas y venidas de tan preciosos animales.

Repetiremos, fue el comentario general al llegar de nuevo a los apartamentos.

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