sábado, 30 de mayo de 2020

Nuevos visitantes en La Casilla.

Conseguir que un aguardo se convierta en un espacio dinámico en el que las distintas especies convivan y se sientan atraídas a sus inmediaciones requiere de mucha constancia, esfuerzo, atención y capacidad de aprendizaje, máxime cuando la naturaleza circundante se muestra exuberante y generosa de alimento y agua.

En 4birding perseveramos para conseguir que nuestros hides sean esos "balnearios" para fauna en los que cualquier animal se sienta a gusto, por eso, cuando una nueva especie nos regala con su presencia nos sentimos felices y satisfechos, con renovadas fuerzas para seguir trabajando en este precioso proyecto.


Pica pica (urraca), aguardo La Casilla.

Desde que la desescalada me permitió volver a trabajar a los aguardos estaba viendo las idas y venidas de la pareja de urracas esforzándose por sacar adelante a su hijastro el críalo, alguna aparición fugaz y lejana del pollo me proporcionaba la esperanza de poder tenerlo en el entorno del aguardo para poder disfrutarlo mejor.


Pica pica (urraca), aguardo La Casilla.

La presencia de las urracas en la charca hacía presagiar que quizá el momento estaba próximo, los movimientos en las ramas bajas de los pinos y el continuo reclamo del pollo aumentaban mi expectación. 



Clamator glandarius (críalo europeo), aguardo La Casilla.

De un salto una de las urracas se encaramó en las ramas y empezó a llenar el ansioso pico del pollo, apenas se podía ver al jovenzuelo pero, aún así, el espectáculo resultaba intenso y emocionante. La urraca volvió al suelo en busca de más comida y, en ese instante, el joven críalo se asomó entre el follaje reclamando la presencia de sus "progenitores" a grito tendido.


Clamator glandarius (críalo europeo), aguardo La Casilla.

No fueron muchas las fotos que me concedió, pero si fue mucha la alegría y satisfacción que me produjo tan breve encuentro.


Hippolais polyglotta (zarcero común o políglota), aguardo La Casilla.

La tarde aún me deparaba otra primicia para La Casilla, el inquieto zarcero políglota.


Hippolais polyglotta (zarcero común o políglota), aguardo La Casilla.

El recién llegado se colocó tan cerca del hide que tuve que echarme hacia atrás para poder enfocarlo con la cámara.


Hippolais polyglotta (zarcero común o políglota), aguardo La Casilla.

Un nuevo amigo que espero se sienta muy a gusto entre nosotros y se anime a seguir visitándonos con frecuencia.


Alectoris rufa (perdiz roja), aguardo La Casilla.

La perdiz roja también contribuyó a amenizarme la tarde con su singular transformación en un globo.


Alectoris rufa (perdiz roja), aguardo La Casilla.

Y el escribano triguero, tras su refrescante baño, no dudó en posar con elegante diligencia para ser posterizado.


Emberiza calandra (escribano triguero), aguardo La Casilla.

Una tarde entretenida y satisfactoria que refuerza nuestra voluntad de seguir trabajando para poder ofrecer unos aguardos llenos de vida y biodiversidad.

Si quieres ver alguna imagen más (pocas) de esta sesión pulsa aquí.

martes, 26 de mayo de 2020

¡Qué bonita es la caza..., fotográfica, claro!

Llego sigiloso al aguardo, me acomodo para la espera, preparo sin prisas la herramienta y, prismáticos en mano, me dispongo a otear el terreno y a escuchar atentamente la sinfonía de cantos y trinos que ofrece el campo.

Alectoris rufa (perdiz roja), aguardo La Casilla.

De repente los cortos y secos cloqueos de un macho de nuestra preciosa perdiz roja resuenan en evidente aproximación. Me apresto a ojear por la mira, el dedo se tensa en el disparador y la respiración, sin acelerarse, se hace más intensa y profunda. Este no se me escapa.


Alectoris rufa (perdiz roja), aguardo La Casilla.

Correteando aparece tras unos matojos. Aprieto con resolutiva firmeza el disparador. ¡Acerté!. Vuelvo disparar y, de nuevo, de lleno. Así una vez, y otra, y otra. Cada disparo se transforma en una hermosa imagen que podré compartir con mis amistades a modo de inofensivo trofeo.


Alectoris rufa (perdiz roja), aguardo La Casilla.

Sigo disparando al confiado perdigacho hasta que desaparece, tranquilo e indemne, por el lateral del aguardo. En mi retina y en la tarjeta de memoria la maravillosa sensación de haber podido compartir unos instantes con tan bello animal, con la felicidad de saber que, seguramente, muy pronto podré volver a disfrutar con su presencia.

Alectoris rufa (perdiz roja), aguardo La Casilla.

No tardan en aparecer otras especies, en este caso especies protegidas, pero a mi me da igual, puedo dispararles a placer tantas veces como quiera, ni siquiera van a percatarse de mi presencia.


Emberiza calandra (escribano triguero), aguardo La Casilla.

Relajado puedo disfrutar de la enorme diversidad faunística que ofrecen nuestros paisajes, puedo conocer cada día mejor las características y comportamientos de todas las especies que encuentro, puedo compartir mi experiencia con todas aquellas personas que así lo deseen sin ningún rubor ni vergüenza, mi afición jamás perjudicará a la naturaleza que tanto amo.


Passer hispaniolensis (gorrión moruno), aguardo La Casilla.

Disfruto, por ejemplo, del cortejo que el macho de gorrión chillón, en pleno frenesí primaveral, dispensa a su pareja.

Petronia petronia (gorrión chillón), aguardo La Casilla.

Ella, relajada y tranquila tras un baño de tierra, ya está lista para preparar el nido con un puñadito de pelos de conejo que ha encontrado.

Petronia petronia (gorrión chillón), aguardo La Casilla.

Él, inquieto, sin parar de mover las alas, como si tuviese mucho calor y quisiera ventilarse, intenta reclamar su atención con su canto.

Petronia petronia (gorrión chillón), aguardo La Casilla.

Ella continúa en la playa de arena mirándolo sin darle mucha importancia. Él, henchido de amor, decide darlo todo iniciando un vuelo cernido sobre su amada.

Petronia petronia (gorrión chillón), aguardo La Casilla.

La ha convencido, con su bolita de acolchada pelusa en el pico, le invita a ir a su íntimo rincón.

Petronia petronia (gorrión chillón), aguardo La Casilla.

Pequeños placeres como este solo se pueden experimentar desde el más profundo respeto hacia la vida.

Upupa epops (abubilla), aguardo Los Arcos.

Mi reto, aprender y difundir cada día un poco más la belleza y la importancia de la naturaleza que nos envuelve, fomentar el respeto y el conocimiento por el medio que nos acoge y nos sustenta evitando generarle el más mínimo impacto negativo.

Oryctolagus cuniculus (conejo común), aguardo Los Arcos.

Esto es lo que hacemos y sentimos en 4birding, ¿te unes?

Milvus migrans (milano negro), aguardo Los Arcos.

Pulsando aquí podrás ver más imágenes de esta fructífera jornada de "caza" fotográfica.


viernes, 22 de mayo de 2020

Tarde de gorriones y... algo más.

Tarde de tremendo calor por tierras manchegas, la evaporación ha dejado la balsa casi vacía en algo más de día y medio, menos mal que me he acercado por La Casilla porque, de lo contrario, se habrían quedado nuestros amigos emplumados sin baño y sin con que aplacar la sed. Así que tras echar sesenta litros de agua a la charca entro en el aguardo con ganas de ver quien se acerca a disfrutar del recién preparado balneario para aves.

Dentro del aguardo el calor es sofocante, seguro que por encima de los treinta y cinco grados, por lo que los dos ventiladores que llevo son requeridos en su máximo nivel de prestaciones (nota: hay que hacer agujeros para ventilar y refrescar el hide).

No tarda demasiado en aparecer la pareja de abubillas, aunque su presencia resultó fugaz.

Upupa epops (abubilla), aguardo La Casilla.

El triguero, que le ha cogido el gusto a la balsa, se entretuvo algo más y no dudó en disfrutar de un par de refrescantes chapuzones.

Emberiza calandra (escribano triguero), aguardo La Casilla.

Emberiza calandra (escribano triguero), aguardo La Casilla.

También anduvieron por el entorno del aguardo las inquietas urracas que atendían las demandas de su hijastro, escondido entre las ramas de los pinos, el críalo.


Pica pica (urraca), aguardo La Casilla.

Los gorriones comunes, en sus idas y venidas, me regalaron algunas fotos interesantes.

Passer domesticus (gorrión común), aguardo La Casilla.

Passer domesticus (gorrión común), aguardo La Casilla.

La pareja de gorriones chillones son, de momento, los que más se han acercado a saludarme desde que volví al aguardo con la desescalada.

Petronia petronia (gorrión chillón), aguardo La Casilla.

Petronia petronia (gorrión chillón), aguardo La Casilla.

La sorpresa agradable de la tarde, primicia en los seis hides de 4birding, la pusieron un par de gorriones morunos que se dejaron ver durante unos instantes, aunque sin llegar a animarse a beber o darse un baño.

Passer hispaniolensis (gorrión moruno), aguardo La Casilla.

Passer hispaniolensis (gorrión moruno), aguardo La Casilla.

Passer hispaniolensis (gorrión moruno), aguardo La Casilla.

Solo faltaron los gorriones molineros para conseguir un poker de gorriones en la sesión.

Otros que se dejaron ver, pero no fotografiar, fueron un cernícalo vulgar, un par de torcaces, algunos estorninos negros, cornejas, cogujadas comunes, perdiz vulgar, pito real y, otra primicia en nuestros aguardos, el alcaraván.


Poco a poco va aumentando la relación de especies tras la fase dura del confinamiento aunque, por supuesto, esperamos muuuuuchas más.

Si te apetece ver alguna foto más de esta jornada, no lo dudes, pulsa aquí.



jueves, 21 de mayo de 2020

20 de mayo de 2020, seguimos con las tareas de mantenimiento.

Seguimos con las tareas de mantenimiento y puesta a punto de los aguardos de Albacete. Para conseguir unas fotos aceptables los posaderos son un elemento primordial, su estética y el fondo que procure tienen la capacidad de convertir una imagen en algo mediocre o, por contra, en algo excepcional.

Esto hace que los escenarios de los aguardos se conviertan en algo dinámico, aunque sujeto a la tolerancia de los animales, procurando la posibilidad de ir disfrutando de composiciones diferentes.

Así luce el escenario de La Casilla.

Para comprobar la calidad de los cambios que introducimos hay que, evidentemente, dedicar algún tiempo a practicar la fotografía con los sujetos que se animan a visitarnos.

En este caso pude disfrutar con la hasta entonces inédita presencia del escribano triguero, que no dudó en darse un refrescante baño en la balsa recién llena.

Emberiza calandra (escribano triguero), aguardo La Casilla.

Los gorriones chillones parecen haberse hecho asiduos de nuestro balneario.

Petronia petronia (gorrión chillón), aguardo La Casilla.

Petronia petronia (gorrión chillón), aguardo La Casilla.

Petronia petronia (gorrión chillón), aguardo La Casilla.

El reencuentro con las abubillas siempre resulta más que gratificante, es un auténtico placer trasladar con la cámara su espectacular librea.

Upupa epops (abubilla), aguardo La Casilla.

Upupa epops (abubilla), aguardo La Casilla.

También se animó a acercarse un despistado gorrión común.


Passer domesticus (gorrión común), La Casilla.
Otras especies que anduvieron por los alrededores pero que no se animaron a acercarse fueron una pagaza piconegra, una pareja de cernícalos vulgares, un par de cornejas, torcaces y urracas, una de ellas alimentando a su querido hijastro críalo.

Por la tarde le tocó el turno al aguardo de Los Arcos. Llenar el depósito de agua, reacondicionar la balsa, sujetar posaderos, rellenar comederos y esperar a que algún pajarete tenga ganas de acercarse a saludar.

La presencia de charcos por todas partes y la exuberancia de la primavera no confieren al aguardo su habitual categoría de oasis, por lo que no hubo demasiado movimiento más allá de la agradable visita de las perdices...


Alectoris rufa (perdiz roja), aguardo Los Arcos.

... y la primicia en este aguardo de las palomas torcaces.



Columba palumbus (paloma torcaz), aguardo Los Arcos.

Otros que también se dejan ver por nuestros aguardos son los conejos, habitual fuente de proteínas de las rapaces.


Oryctolagus cuniculus (conejo común), aguardo La Casilla.

Oryctolagus cuniculus (conejo común), aguardo Los Arcos.

Un aguilucho cenizo y un alcaudón real sobrevolaron el aguardo sin darme opción a fotografiarlos, en los alrededores se oyeron los reclamos del pito real y el críalo y en el entorno de la casa los primillas disfrutan de la tranquilidad del campo.

Queda mucho recorrido por hacer, pero seguiremos trabajando para poder ofrecer un amplio repertorio de especies para quienes las deseen disfrutar.

Si te apetece ver alguna foto más de esta jornada, ya sabes, pulsa aquí.


lunes, 18 de mayo de 2020

18 de mayo de 2020, dos meses después.

Sesenta y cuatro días habían pasado desde que visité los aguardos de La Casilla y Casa de los Arcos por última vez, todo el periodo de paso migratorio y buena parte de la época de cría de nuestros queridos amigos emplumados.

Un larguísimo paréntesis de ausencia y falta de cuidados que hace presagiar una ardua tarea para la recuperación de la presencia de las aves en el ámbito de nuestros hides.

A primera de hora de la mañana he llegado a La Casa de los Arcos, la primavera, exuberante, campaba fragante por todo el llano. El cereal ya segado teñía de dorado los campos y los acrobáticos vencejos amenizaban la mañana con sus fugaces trinos.

El aguardo de La Casa de los Arcos tras el sesenta y cuatro días.

El aguardo lucía integro y sólido, habiendo perdido las duelas que lo recubren el tono burdeos del vino tinto por efecto de las perseverantes lluvias. La balsa brillaba llena a pesar de que el depósito se había vaciado. Alguna "alimaña" ha hecho desaparecer uno de los comederos.

Tras limpiar intensamente el cristal espía, con mugre de dos meses, disponer un par de posaderos nuevos, abastecer con algo de agua el depósito y llenar el comedero de grano, decido esperar un rato a ver que se ve por los alrededores.

Tres críalos cruzan sobrevolando el trigal perseguidos por un grupo de urracas, un ratonero pasa indiferente por encima del aguardo, tres cogujadas merodean por entre las altas hierbas en busca de alimento, los verdecillos cantan sobre alguna carrasca cercana igual que el alcaudón real, primicia en este aguardo, vigila en busca de alguna presa, seis primillas merodean en los alrededores de la aldea.

Lanius meridionalis (alcaudón real), Los Arcos.

Evidentemente hay mucho trabajo por hacer tras el parón.


Salgo hacia La Casilla. Tal como llego un ratonero sale de la pinada, cornejas en los alrededores, el aguardo luce estupendamente aunque las lluvias han dejado su huella en la pintura, la balsa tiene buen nivel de agua y Jose ha tenido la amabilidad de poner algo de grano en el entorno del hide en alguna de sus visitas al gallinero.

El aguardo de La Casilla tras sesenta y cuatro días de ausencia.

Procedo de igual modo que en Los Arcos, limpio el cristal, lleno los comederos y coloco un par de posaderos nuevos, tal y como entro al aguardo para limpiar el vidrio por dentro llega una pareja de gorriones chillones. Sin prisa monto la cámara y el trípode, los gorrioncetes disfrutan de un plácido baño hasta que la sombra de aguilucho cenizo los pone en alerta, demasiado tarde para "afotarlo".

Petronia petronia (gorrión chillón), La Casilla.

Petronia petronia (gorrión chillón), La Casilla.
Petronia petronia (gorrión chillón), La Casilla.

La pareja, tras el sobresalto, sigue con sus abluciones proporcionándome una tan inesperada como gratificante sesión fotográfica de una primicia en este aguardo.

Galerida cristata (cogujada común), La Casilla.

Una cogujada y una urraca también decidieron acercarse por el hide.

Pica pica (urraca), La Casilla.

Con ganas, tiempo y recursos volveremos a conseguir que las aves, tras el obligado parón motivado por la epidemia, vuelvan con asiduidad a los aguardos.

Ya sabes, si quieres ver más imágenes de esta jornada, pulsa aquí.

Hasta pronto.

Así evoluciona el Maratón Ornitológico 4birding 2024 (II).

  Sigue en marcha nuestro particular Maratón Ornitológico prenupcial, una iniciativa con la que pretendemos acercar nuestros aguardos a tod...