domingo, 21 de junio de 2020

Solo o en compañía pajarear siempre es un placer

Tocaba pasar un rato por La Casilla, llenar la balsa, atender los comederos, probar los posaderos, echar un vistazo a la fauna del lugar... 

A pesar de que no era la mejor de las horas las urracas y su críalo me recibieron saliendo de la zona de la charca, generándome la falsa esperanza de que era el día de fotografiar en condiciones al jovenzuelo.

No fue así, de hecho el críalo no volvió a aparecer en toda la sesión y las urracas iban y venían intentando echar de la charca a cualquiera que osase ocupar el espacio que ellas habían tomado como propio.



Fue, eso sí, una mañana entretenida, primero con las evoluciones higiénicas de la tórtola turca que anduvo un buen rato encaramada en un posadero acicalándose y atusándose como para una ocasión especial.

Streptopelia decaocto (tórtola turca), aguardo La Casilla.

También quisieron disfrutar de una generosa sesión de baño y aseo los gorriones chillones que encantados, entre chapuzón y chapuzón, saboreaban las viandas dispuestas en los comederos.


Petronia petronia (gorrión chillón), aguardo La Casilla.

Más rápida resultó la visita del gorrión común, aunque cumplió rigurosamente con los mismos protocolos que sus primos chillones.


Passer domesticus (gorrión común), aguardo La Casilla.

El calor se va notando y la balsa se convierte en el centro de atención de todas las aves que se acercan al aguardo.


Carduelis cannabina (pardillo común), aguardo La Casilla.

Carduelis cannabina (pardillo común), aguardo La Casilla.

Hasta los conejos se acercaron a posar ante mi objetivo con el incesante canto de la abubilla de fondo.


Oryctolagus cuniculus (conejo común), aguardo La Casilla.

Una mañana entretenida en La Casilla que hacía presagiar una tarde más que gratificante por el entorno del aguardo de Los Arcos acompañando, en esta ocasión, a un amigo que tenía muchas ganas de observar tranquilamente las carracas.


Coracias garrulus (carraca europea), Casa de los Arcos.

Fueron varias de estas preciosas aves las que nos alegraron inicialmente la tarde...


Coracias garrulus (carraca europea), Casa de los Arcos.

... aunque hubieron otras sorpresas, lejanas, pero muy agradables.


Falco subbuteo (alcotán europeo), Casa de los Arcos.

Inesperado y muy gratificante fue el encuentro con el alcotán europeo pero muy doloroso el tropiezo con el cadáver de un impresionante búho real electrocutado a los pies de una torre de conducción eléctrica.


Falco tinnunculus (cernícalo vulgar), Casa de los Arcos.

La vida seguía mostrándose esplendorosa ante nosotros y paradójicamente, en otra torre eléctrica, el reclamo incesante de un jovenzuelo de cernícalo vulgar llamó nuestra atención.


Falco tinnunculus (cernícalo vulgar), Casa de los Arcos.

Unos metros más allá, intentando pasar desapercibida, una perdiz roja se alejaba entre los restos del cereal recién segado.


Alectoris rufa (perdiz roja), Casa de los Arcos.

El atardecer nos estaba ofreciendo por momentos una luz preciosa que las avutardas quisieron aprovechar para nuestro deleite.


Otis tarda (avutarda común), Casa de los Arcos.


Otis tarda (avutarda común), Casa de los Arcos.

Aun pudimos disfrutar de algunos espectaculares encuentros, unos con foto y otros no, mochuelo, cernícalo primilla, el canto de los alcaravanes y, como colofón, los milanos negros a la contraluz del ocaso.


Milvus migrans (milano negro), Casa de los Arcos.

Una jornada ornitológica fantástica disfrutada plenamente solo y en compañía.


Ya sabes, pulsando aquí podrás ver alguna foto más de este día.

¡Hasta la próxima!


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